Incluso cuando nuestra especialidad se centra en la industria avícola y porcina, la industria de producción de proteína animal, necesitamos comprender mucho sobre materias primas e ingredientes específicos como el maíz y la soya.
Además de los escenarios económicos y políticos, hay que tener en cuenta las condiciones climáticas que influyen no solo en la disponibilidad, sino también en la calidad de estos insumos.
Desde finales de septiembre nos enfrentamos a los elevados costos de estos ingredientes y ahora tenemos una previsión del impacto del efecto La Niña en América del Sur y Norte que ya ha empezado en finales de 2020 y debe entenderse hasta principios de 2021.
Aunque aquí en nuestra región ya estamos presenciando los efectos de este impacto, una sequía más prolongada, nadie puede decir cuál será el impacto real de este fenómeno.
En 2011, cuando ocurrió La Niña de una manera más fuerte, el precio del maíz y la harina de soja se elevó dramáticamente.
Si bien no es posible controlar el costo de las materias primas, es posible actuar con más fuerza en la formulación, reduciendo el costo de la ración utilizando todo el potencial de la fracción indigerible de la dieta. Utilizando las mejores herramientas disponibles para tomar decisiones de la manera más segura posible. Cuando los precios suben, la importancia de utilizar la estrategia enzimática más adecuada, es decir, una combinación de enzimas que actuará en toda la fracción indigerible del alimento, se vuelve fundamental.
Usando una xilanasa simple, puede ser lo habitual e incluso común, pero en estos tiempos desafiadores, es hora de utilizar un complejo enzimatico de multicarboidrasas, diseñado para actuar específicamente en el maíz y en la harina de soja. Echemos un vistazo a la formulación para comprender el impacto del costo de solo 10 kcal en una dieta de pollos de engorde cuando hay un aumento en los precios del maíz, de la torta y del aceite de soya.